El proyecto plantea un edificio que destaque por su esbeltez y proporción, rompiendo la linealidad y masividad de este mediante los movimientos de los planos de fachada. En cuanto a la materialidad, se busca la nobleza y la durabilidad del ladrillo cara vista, que junto con su volumetría permita dotar de singularidad a la edificación.
Aprovechando la normativa, se construye un volumen de solo B+2 hacia la avenida principal para potenciar las vistas de las viviendas superiores y crear una gran permeabilidad visual hacia las zonas comunes y la avenida. Se maximizan el número de áticos escalonando la edificación en B+9. El bajo rasante se resuelve en una única planta, no colmatando totalmente la parcela, permitiendo ubicar la piscina e introducir vegetación de mayor porte.
Las zonas comunes se organizan en tres espacios de diferente carácter: una plaza central, un club abierto en todo su perímetro y finalmente una banda equipada con piscina, pádel y zona de estancia para los usuarios.
La estrategia del bloque ha sido la estandarización, pues con 8 tipos de viviendas se consigue una propuesta arquitectónica de gran calidad. Las tipologías de vivienda permiten una gran flexibilidad con la posibilidad de adaptarse fácilmente a la demanda del mercado. Además, se apuesta por la optimización de los núcleos de comunicación proponiendo un núcleo cada 6/8 viviendas, lo que permite reducir el número de escaleras y ascensores y maximizar el número de áticos.