La nueva sede judicial se encuentra a las afueras del municipio de Antequera en Málaga. La imposibilidad de entablar un diálogo con su entorno próximo impulsó la creación de una arquitectura contenida y compacta. Siempre manteniendo la representatividad del conjunto, el proyecto se ajusta a la escala del lugar, satisfaciendo las necesidades funcionales de usuarios y trabajadores. Se apuesta por conceptos como claridad y transparencia, creando espacios interiores amables y acogedores para los usuarios.
El volumen acoge un prisma longitudinal que se eleva sobre una gran plataforma, emergiendo una torre como elemento icónico. La entrada principal, a través de un vestíbulo de doble altura, revela la dimensión pública del edificio, mientras que los pequeños elementos de articulación y control segregan las circulaciones entre las áreas. De este modo, los usos vinculados al público general se ubican en planta baja y primera, mientras que la pieza vertical que alberga las estancias judiciales se erige a partir del segundo nivel. Bajo el nivel del suelo, se dispone el programa destinado a instalaciones, archivos y detenidos.
La elección del material y tonalidad de la fachada pretenden transmitir un importante grado de solidez. Se usa como material principal paneles prefabricados de hormigón reforzados con fibra de vidrio (GRC) con un acabado superficial, realizado sobre un molde estriado discontinuo en profundidad y separación que permite ocultar las juntas verticales entre paneles. Este sistema consigue dar el efecto de volumen monolítico, solo perforado por profundos y amplios huecos.
En el diseño de la urbanización se ha tenido en cuenta la llegada del público con afluencias muy variables y a distintas horas del día. De este modo, el edificio se retranquea para crear un gran espacio de entrada. También se incorpora en el diseño la reserva de aparcamiento en superficie para los trabajadores.